Llegas y te vas como una estrella fugaz del espacio sideral. Busco desesperadamente la forma de hallarte por siempre en algún lugar lejano, donde no haya algún mundano que pueda distanciarnos. Soleados unos días y nublados otros son, donde en cada uno de ellos te vuelves un holograma, un ente capaz de poder robar besos suaves y húmedos, que quedarán en mi memoria como el más grande éxtasis de la historia.
Logras mover cada partícula en mí, como una danza sincronizada, al vaivén de tus palabras dichas en tiempos de alegría y con ganas de ser escuchadas con la más grande simpatía.
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